De los sueños rotos a la esperanza, migrantes en tránsito hacia un futuro incierto


De acuerdo con los últimos datos obtenidos por el Organismo de Naciones Unidas para la Migración (OIM) de junio de 2021,
el número de personas venezolanas que se encuentran residiendo en el extranjero se ha incrementado de 700.000 a 5.600.000 entre 2015 y 2021. De este número, aproximadamente el 80% se encuentra en la zona de América Latina y el Caribe, donde Ecuador es uno de los principales receptores. Hasta 2021, un total de 431.000 individuos de nacionalidad venezolana residían en el territorio ecuatoriano. Sumado a esta cifra, 252.000 venezolanos están en situación de tránsito por el país andino.

Mediante la etnografía y entrevistas exhaustivas, se llevó a cabo en la etapa inicial del proyecto de vinculación: “Migración de tránsito en el Sur de Ecuador, discriminación y derechos humanos”. Se pudo comprender las dinámicas de la migración en la frontera sur de Ecuador (Huaquillas, Macará, Pindal, Zapotillo y Alamor). A partir de esta información, se pretende sistematizar la información recolectada y divulgar los resultados más destacados de la investigación.

El proyecto se llevó a cabo a través del programa de buenas prácticas de innovación docente “Fotografía y narrativas etnográficas transmedia en la inmigración en Ecuador”, y del proyecto de vinculación antes mencionado. Se llevó a cabo durante seis meses, en compañía de un equipo conformado por estudiantes y docentes Pascual García, Jessica Ordóñez, Jenny Ordóñez, Gabriela Jaramillo y Karla Mora, de la carrera de Economía de la UTPL.

Sueños en papel

En el parque central de Huaquillas, un grupo de migrantes, incluyendo niños, participó en una actividad en la que se les proporcionó lápices de colores y papel para expresar sus sentimientos, añoranzas y sueños a través del arte. Con sonrisas en sus rostros, se pusieron manos a la obra. Algunos niños dibujaron sus hogares en Venezuela junto a sus seres queridos y su bandera. Otros plasmaron su travesía hacia Ecuador, incluyendo ríos y carreteras. Sin embargo, el dibujo más conmovedor fue el de una niña que representó un cartón de leche y frutas. Este sencillo dibujo reflejaba su mayor anhelo: tener una comida completa todos los días. A través de los dibujos, los niños transmitieron sus deseos de tener una casa, un carro, estar cerca de su familia y su agradecimiento hacia Ecuador, considerándolo su nuevo hogar.

Sobreviviendo con $20 dólares al mes

José Ángel, 28 años. Migrante venezolano que se vio obligado a dejar su país debido a las difíciles condiciones de vida. Ganando apenas $20 al mes, su sueldo era insuficiente para subsistir y por eso decidió dejar su país. Originario de San Cristóbal, una ciudad fronteriza con Colombia, José comenzó su travesía a pie hacia ese país. En la frontera tuvo problemas para cruzar por falta de documentos y tuvo que sobornar a las autoridades. Continuó su viaje en autobús y carro hacia Ecuador, hasta llegar a Huaquillas. Sin embargo, durante este trayecto fue víctima de un robo por parte de sus compatriotas venezolanos, lo que agravó su situación. A pesar de las adversidades logró llegar a Huaquillas, donde recibió ayuda de organizaciones como la OIM, las cuales le brindaron comida, refugio y servicios básicos. Aunque aún no había logrado reunirse con su familia, José expresó su determinación de seguir adelante, con la esperanza de encontrarse con ellos y establecerse en Perú.

En busca de estabilidad

La señora Lizbeth Parra, migrante venezolana proveniente de Carabobo, fue entrevistada después de cinco años de haber dejado su país. Aunque su destino final es Chile, no tiene los recursos económicos para trasladarse de inmediato. Actualmente se encuentra en Ecuador con su esposo y sus dos hijos, Iker y José, de cuatro y cinco años, respectivamente. Dejó a dos niñas en Venezuela, con quienes mantiene contacto telefónico, pero le resulta difícil hablar con ellas y ocultar la realidad sobre su trabajo y bienestar. Le preocupa la salud de sus niños ya que han estado enfermos con frecuencia y aún no han logrado estabilidad laboral ni un lugar adecuado para vivir.

Sacrificios familiares

Edwin, originario de Cali (Colombia) abordó un barco que tenía como destino final Europa, pero terminó en Chile, cuando fue detenido por miembros del Instituto de Migración. Tras su liberación inició una relación sentimental con una agente de migración, de la que posteriormente se enteraría de su embarazo. Estando en Chile, su madre, migrante y trabajadora sexual en Panamá, le pidió que regresara a Colombia para llevar a su hermano menor junto a ella en Panamá por motivos de salud. Edwin accedió, cruzó Perú y Ecuador para recoger a su hermano en Colombia y juntos cruzaron el peligroso Darién, entregándolo finalmente a su madre. Posteriormente, intentó viajar solo hacia Estados Unidos, pero no tuvo éxito. La entrevista se llevó a cabo mientras regresaba a Chile para conocer a su primogénito. 

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