La UTPL impulsa estudios antropológicos que abordan aspectos de las cosmovisiones amazónicas
Existen numerosos estudios antropológicos que han abordado las cosmovisiones amazónicas tratando de visibilizar un modelo de pensamiento muy diferente al pensamiento racionalista occidental en cuanto a la relación del ser humano con el mundo natural. Desde el paradigma ancestral amazónico, todos los seres vivos forman parte de una red de vida que es al mismo tiempo la principal fuente de la espiritualidad de estos pueblos.
Esta cosmovisión no permitiría establecer relaciones estrictamente de dominación, explotación y consumo, tal y como existen en nuestro mundo actual, donde rigen los valores del capitalismo globalizado. Ana Dolores Verdú Delgado, profesora del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UTPL, sostiene que lo interesante de estos estudios, además de conocer la historia de los pueblos originarios y su situación actual, es que representan una experiencia humana que tiende a ser silenciada. “Escuchar al otro -explica- es necesario para mejorar como sociedad y, al mismo tiempo, se ha de tener una visión crítica con las categorías que identifican las características culturales ajenas con lo no desarrollado”.
La profesora Verdú Delgado ha trabajado en diversos estudios en la Amazonía ecuatoriana desde el Observatorio de Conflictos Socioambientales (OBSA) de la UTPL, los cuales tuvieron el propósito de identificar los impactos de la minería a gran escala sobre las mujeres indígenas, así como las respuestas de las comunidades shuar al conflicto.
“Posteriormente también me interesé por los procesos de liderazgo de las mujeres indígenas en la Amazonía, al existir un aumento de su participación política en contextos donde tradicionalmente las mujeres han encontrado muchas barreras. Paralelamente trabajé con comunidades shuar del norte del país, y de esos encuentros surgió una investigación sobre las relaciones de este pueblo con el mundo natural”, dice.
A pesar de que se trata de una línea de investigación importante a escala internacional, hay pocas universidades ecuatorianas que trabajen “pues todavía -reseña- las ciencias sociales no se valoran suficientemente en el país ni se entiende los beneficios que aportan a la sociedad los conocimientos antropológicos. Fuera de las universidades hay una tendencia a folklorizar lo indígena, en lugar de atender los problemas que atraviesan desde enfoques complejos”.
Los aportes de la profesora Verdú han servido para evidenciar que “las mujeres indígenas son más vulnerables ante la expansión de las industrias extractivas debido a su responsabilidad frente a las familias, su relación con la tierra, y la masculinización del trabajo minero que se traduce también en problemas de seguridad para las mujeres”. En esos contextos, las indígenas asocian los cambios sociales que trae la industria minera con un aumento de la discriminación y la violencia.
“Por otro lado, cuando el interés del estudio es la cuestión cultural, lo que se observa es que, a pesar de que Ecuador dispone de políticas para el fomento del Buen Vivir, la dinámica de las economías mundiales sigue impactando de forma muy negativa en los pueblos originarios”, añade.
Las investigaciones sobre las cosmovisiones amazónicas ayudan a valorar positivamente la diversidad y a imaginar soluciones alternativas a los problemas, algo que es importante en tiempos de crisis. Ana Dolores Verdú explica cómo “este tipo de conocimiento permite además fortalecer el sistema democrático, pues para que una democracia funcione es necesario entender bien las necesidades de los grupos sociales que históricamente han sido discriminados”.
“Queda pendiente aplicar todos estos conocimientos en la mayor parte de espacios de la vida social del país, teniendo en cuenta que Ecuador es un Estado plurinacional con normativa dirigida a proteger la interculturalidad. También es necesario entender que la interculturalidad es mucho más compleja que la multiculturalidad. La interculturalidad alude al acto de dialogar, intercambiar y contribuir de un modo equitativo a la convivencia social”, añade Verdú.
La profesora afirma además que en estos momentos “atravesamos una crisis ambiental, socioeconómica y también civilizatoria, al tiempo que el sistema económico sigue produciendo un número cada vez mayor de personas excluidas”. En su opinión, “las grandes crisis suelen traer cambios de paradigmas y, en este caso, gran parte de la comunidad científica está de acuerdo en que ese cambio debe ir orientado a una mayor sostenibilidad. Las comunidades amazónicas han sido durante mucho tiempo el paradigma de la sociedad sostenible, por lo que el hecho de visibilizarlas y conocerlas mejor genera un diálogo muy interesante que nos permite ver qué tipo de saberes se han ido perdiendo (o sacrificando en pos del desarrollo) en la sociedad en la que vivimos”.
Al tratarse de estudios sociales, las investigaciones del Observatorio de Conflictos Socioambientales (OBSA) de la Universidad Técnica Particular de Loja tienen una mayor utilidad para las administraciones públicas porque inciden sobre necesidades sociales. “Algunas personas defienden de un modo idealista el objetivo de recuperación cultural tratando la identidad con un enfoque esencialista. Yo, sin embargo, creo en la necesidad de transformación de las sociedades, respetando por supuesto su propia percepción de los problemas”, añade.
Las comunidades amazónicas han sido el paradigma de la sociedad sostenible. Visibilizarlas mejor nos permite ver qué tipo de saberes se han ido perdiendo (o sacrificando en pos del desarrollo) en la sociedad en la que vivimos.
Ana Dolores Verdú cree que, como sociedad, el conocimiento sobre los diferentes pueblos y cosmovisiones que coexisten en el país brinda la posibilidad de reconstruir de un modo positivo la relación que tenemos con el otro, ya sea este “otro” un grupo humano o la propia naturaleza.
Este reportaje forma parte de la Revista Perspectivas de Investigación, edición #54, correspondiente a los meses agosto-septiembre 2020. Si quieres acceder a la revista completa clic aquí.