Manglar: El sacrificio de una tierra

Texto: Javier Vázquez e Isidro Marín.

El manglar es un bosque difícil para los forasteros. Moverse dentro de él es complicado, requiere fuerza en las piernas para moverse dentro de su terreno lleno de fango negro. Al adentrarnos en el manglar pronto notamos que es un ecosistema muy característico. La principal especie vegetal es el mangle cuyas raíces se sumergen en el fango y se entrelazan formando una vasta red en las que se refugian peces y se aglutinan moluscos. Es el único bosque que se desarrolla sobre suelos lodosos y salinos en estuarios, canales, lagunas, islas e islotes al lado del mar. Aunque no es tan diverso como los bosques lluviosos o nublados, su flora y fauna son únicas.

Las raíces del mangle tiene complejos sistemas para filtrar nutrientes del agua del mar y deshacerse de la sal. Su presencia disminuye el tremendo poder erosivo del mar y filtra el salífero aire marino, purificándolo en su camino tierra adentro. Por ser filtro de sedimentos permite la existencia de buenas tierras agrícolas en sus vecindades. También un sinfín de invertebrados merodea entre estas raíces y en el espeso lodo que les sirve de sustento. El manglar es hogar de muchas aves marinas, iguanas, el cocodrilo de la Costa, algunos mamíferos y para decenas de especies de peces que usan al manglar como criadero para sus alevines.


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IMPORTANCIA DEL MANGLE

Estos árboles son un potente depositador de gases tóxicos que provocan el efecto invernadero. Tan solo una hectárea de manglar puede retener hasta 1.000 toneladas de dióxido de carbono, lo que representa el consumo anual de 70 automóviles.

Durante milenios nos hemos aprovechado de los manglares, uno de ellos es la pesca y otro es la madera para la construcción. Pero en el siglo XX los manglares empezaron a asociarse con mosquitos y enfermedades, áreas en las que no se podían vivir según el modelo occidental de desarrollo. Por esa razón muchas de esas áreas fueron taladas y desecadas.

JAMBELÍ, UN LUGAR FASCINANTE

La parroquia Jambelí abarca la mayoría del archipiélago ubicado al occidente de la provincia de El Oro en el Océano Pacífico. Unas 1.500 personas viven en cinco islas pobladas conocidas como Bellavista, Costa Rica, Las Huacas, Las Casitas y Pongalillo. La pesca, recolección de concha y cangrejo que se extraen aquí abastece las ciudades como Machala, Guayaquil, Cuenca o Loja. La cabecera parroquial es la isla Tembleque, más conocida como isla Costa Rica, y se sitúa a 40 minutos en bote desde Puerto Hualtaco.

El agula pescadora vive en el manglar. Aguila Pescadora (Pandion haliaetus). Foto: Javier Vázquez.
Águila Pescadora (Pandion haliaetus). Foto: Javier Vázquez.

La fauna de este lugar es increíble. Principalmente abundan las aves. Éstas son observadas entre las aguas marinas, fangos, árboles y matorrales. Entre las especies más conocidas están las garzas, gaviotas, pelicanos, cormoranes, fragatas, entre muchas otras.

LA PESCA ARTESANAL

La pesca artesanal se desarrolla en los esteros y los canales del archipiélago de Jambelí en la que cada comunidad tiene delimitada su área de pesca. Los peces más comunes son: sano, robalo, corvina, parvo, lisa, ronco, chaparra, bagre, leonor, carita, pámpano, cachema, curel, mascapalo, rayado, raya, sierra, la guitarra, el tamboril, el lenguado (guardaboyo), y en los meses de abril y mayo el camarón de mar.

El tipo de conchas que se recolecta, son: concha prieta, concha pata de mula, concha la bajera, la almeja, concha blanca, mejillón, ostión, caracol churo, concha lama. En cuanto a la recolección de cangrejos los que más se recoge son: cangrejo rojo y cangrejo azul. La vida del pescador tradicional es dura. Habitualmente se sale a pescar en torno a las 6 de mañana y se regresa a las 4 de la tarde. Se pasa todo el día fuera y es peligroso. A partir de las 5 de la tarde es complicado faenar ya que existen piratas que te roban la pesca, las mallas, el motor y la gasolina.

Pesca con atarraya en el manglar del archipiélago de Jambelí, El Oro. Foto: Javier Vázquez
Pesca con atarraya en el manglar del archipiélago de Jambelí, El Oro. Foto: Javier Vázquez.

Para concluir el manglar es uno de nuestros mayores tesoros, vivirlo es una experiencia inolvidable, conservarlo es una obligación. El manglar es uno de los ecosistemas más nobles que tenemos. Nos brinda múltiples servicios ambientales desde la provisión de alimentos, la purificación del aire y mantiene la biodiversidad. Tenemos un tesoro en el manglar en Ecuador y específicamente aquí en el archipiélago de Jambelí. Mucha gente vive de este recurso. Nuestro mensaje final es el de seguir protegiendo el manglar.