“Para un botánico, encontrar una planta nueva es un sueño, algo con lo que poder cerrar un ciclo”

El descubrimiento reciente de un nuevo género y una nueva especie ha significado un hito histórico para la Botánica de Ecuador. Hace aproximadamente 22 años no se realizaban hallazgos similares, lo que motiva a seguir buscando nuevas especies de flora y fauna situadas en este pequeño país megadiverso. Sin duda, el proceso de descubrir nuevas cosas, experiencias y habilidades ha aportado al desarrollo y evolución de la sociedad.

Omar Cabrera Cisneros, docente investigador del Departamento de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UTPL, lideró el equipo de investigadores que descubrió un nuevo género de planta en la provincia de Loja. Él nos habla sobre este último hallazgo y la importancia de continuar la búsqueda de lo hasta ahora desconocido. 

Recientemente, en conjunto con varios docentes de la universidad, descubrió un nuevo género de planta que han denominado Vivaria Calvensis ¿Cuál es su importancia? 

A nivel jerárquico es poco probable encontrar un nuevo género. Es más fácil localizar nuevas especies porque es una categoría taxonómica que responde a pequeños cambios ambientales que provocan diferentes adaptaciones en las plantas, resultando una nueva especie. Pero a nivel de género es más difícil porque los cambios que implica son mucho mayores, más profundos y, en este caso, las especies que provienen de la misma familia habitan únicamente en zonas húmedas. Lo curioso es que este hallazgo ocurre en Cariamanga, perteneciente al cantón Calvas, que es una zona bastante árida.

Es interesante descubrir las adaptaciones de la planta. Durante la época seca la planta entra en un estado de hibernación, es decir, pierde toda su parte aérea (todas las hojas) y solamente mantiene el bulbo dentro de la tierra para evitar la pérdida de energía y humedad.  

Holotipo de Vivaria Calvensis
Holotipo de Vivaria Calvensis.

Se puede considerar un hito ya que hace 22 años que no se hacía descripciones similares. ¿Qué representa esto para la Botánica de Ecuador? 

Un descubrimiento de este tipo siempre es un adelanto: ratifica a Ecuador como ese país megadiverso. Y, después, nos ayudó a comprobar que estábamos equivocados cuando creíamos que el avance de la frontera agrícola no nos iba a permitir hacer este tipo de descubrimientos. 

¿Qué se necesita para realizar un descubrimiento? 

Estar en el momento exacto, en el sitio adecuado. Habíamos estado en la zona un par de ocasiones con el objetivo de recolectar las plantas. En una de estas salidas, encontramos una planta que no habíamos visto antes. Al volver a Loja, comparamos los registros del herbario de la UTPL y del herbario de la Universidad Nacional de Loja (UNL), pero no encontramos ninguna relacionada. Por coincidencia, había visto una publicación de un colega del Jardín Botánico de Río de Janeiro que estaba trabajando con especies similares; le enviamos la foto y consideró que se trataba de una nueva especie o un nuevo género, lo que nos sugirió que debíamos realizar estudios moleculares.  

Todo el proceso duró un par de años. Tuvimos que esperar a recolectar sus flores y frutos porque al inicio solo teníamos hojas. Cuando ya recolectamos todo, nuestro colega Paulo Herrera, que es especialista en genética molecular, hizo el estudio morfológico, genético y taxonómico, para definir si en realidad estábamos frente a un descubrimiento. 

¿Quién decide que se trata de un descubrimiento? 

Es criterio de los revisores de las revistas científicas. Primero, el editor de la revista recepta el manuscrito en el que detallamos las evidencias científicas, lo revisa y decide si tiene fundamentos para continuar el proceso. El siguiente paso consta de una revisión por diversos especialistas del campo, mediante un proceso denominado de doble ciego, en el que ni el autor, ni el revisor se conocen. Una vez aprobado por los revisores, se reciben sugerencias para cumplir con la rúbrica y, finalmente, se publica. En este caso, se publicó en la revista Plos One, que es de alto impacto.  

¿Qué le motiva a generar este tipo de descubrimientos? 

Desde 1993 he estado en contacto con las plantas. Para un botánico encontrar una planta nueva es un sueño, algo con lo que poder cerrar un ciclo y ver todo el trabajo generado hasta llegar a ese momento. Es importante rodearte de personas que tengan tu misma motivación. Tengo la suerte de que las personas con las que trabajo tenemos viva esa motivación de encontrar cosas nuevas, de aportar al país, a nuestra provincia y, sobre todo, a la universidad. Eso es un motivo más para estar en la búsqueda constante.  

¿Qué le atrajo del mundo de las plantas?  

Cuando era estudiante, me parecía increíble que había personas que con solo ver una planta conocían su nombre, su familia y muchas características más. De ahí surge mi curiosidad. Me di cuenta de que en esta disciplina se aprende a cultivar diversas facetas como la observación, cuidar los detalles, saber relacionar y diferenciar especies, trabajar en los diferentes ecosistemas como el páramo, la selva amazónica o el bosque seco y observar las diferentes adaptaciones que tienen.  

Desde el momento en que nacemos dependemos de las plantas, son las que generan oxígeno gracias a su proceso de fotosíntesis y son parte fundamental de nuestra dieta. En general, son importantes para el desarrollo de la vida aquí en la tierra.  

¿Cuáles son esos nuevos retos? 

Descubrir es la única manera de avanzar, seguir estudiando y, sobre todo, formar gente que esté interesada en este proceso. Hay muchos científicos que dejaron su legado, pero nunca formaron a nadie y su trabajo se perdió. Es necesario que las nuevas generaciones salgan y traten de generar descubrimientos, que la gente se empiece a interesar, que los estudiantes vean en la naturaleza un laboratorio vivo que debemos conocer. Es imprescindible divulgar la ciencia. Necesitamos vincular a la sociedad con la ciencia, generar interés en el quehacer científico, que es la base del desarrollo de la sociedad. 

Ingeniero Forestal por la Universidad Nacional de Loja en 1998. Doctor en Ciencias Forestales por la Universidad Técnica de Múnich (2022). Profesor de la Escuela de Ingeniería Forestal de la UNL de 2000 a 2005. Profesor Titular Agregado de la UTPL desde 2007 hasta la actualidad. Interesado en la Botánica y manejo sustentable de bosques, gestión y conservación de la biodiversidad del sur de Ecuador.


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Magíster en Comunicación y Educación Audiovisual (Universidad de Huelva y Universidad Internacional de Andalucía – España). Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Técnica Particular de Loja - UTPL. Docente del Departamento de Ciencias de la Comunicación e integrante del Grupo de Investigación “Comunicación, Educación y Tecnologías” CET de la UTPL. Miembro del consejo editorial de la revista Perspectivas de Investigación – UTPL y de la Red ALFAMED.