Docentes investigan cómo mejorar la función de las universidades a través de carreras pertinentes que respondan al momento actual.
Durante los últimos años la educación se mantiene en un permanente proceso de cambios e innovación, con la finalidad de recoger las necesidades educativas de las personas, así como de responder al contexto actual, el cual demanda educadores y educandos preparados para nuevos retos, cuyo eje transversal es la tecnología. En el caso de la educación superior, esta transición se cumple con mayor incidencia, considerando que las instituciones que la imparten forman a profesionales que pondrán sus conocimientos y habilidades a disposición de la ciudadanía y se prepararán para la resolución de las problemáticas vigentes.
Con base en este planteamiento, y como parte de las propuestas de cambio e innovación, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), a través del Departamento de Economía, plantea la investigación “Perspectivas de la educación superior en Ecuador: la evolución de la universidad 1.0 a la 4.0”, con la participación de Daysi García, docente investigadora del área, y con la intervención de docentes e investigadores de la UTPL y de la Escuela Politécnica de Chimborazo, en el contexto del proyecto de investigación denominado “Prospectiva de la educación superior 2030”, financiado por ambos centros. Las instituciones participantes sostienen que las universidades 4.0 se preparan para el futuro y están migrando a la innovación inteligente, considerando que la tendencia, urgencia y exigencia las invitan a reinventarse.
Esta iniciativa toma como punto de partida la incidencia de la cuarta revolución industrial, que genera un impacto social muy amplio, y que por tanto implica que las Instituciones de Educación Superior (IES) presenten planes de formación (carreras) pertinentes con el contexto actual y que puedan responder a las exigencias de la revolución en mención. Esto conlleva a la generación de políticas y lineamientos correspondientes al momento. De esta investigación se reconoce que, con la educación 4.0, las universidades se preparan y adaptan a los cambios y la oferta educativa se transforma, provocando que se analicen aquellas carreras que ya no tienen la misma demanda laboral.
En su aplicación, la investigación utilizó metodología cualitativa a través de una encuesta estructurada, la cual se direccionó a expertos en educación superior bajo cinco temáticas: respuesta de las universidades a las tendencias del mercado laboral, desafíos tecnológicos que deben priorizar las universidades, el rol del docente del futuro, el rol de la universidad en el futuro y la universidad como centro de la sociedad del conocimiento.
Así también, los investigadores trabajaron con las zonas de planificación 5, 6 y 7 de Ecuador, con el objetivo de conocer cuáles son las perspectivas de la educación superior frente al cambio tecnológico y el futuro de la inserción laboral. Sus perspectivas van encaminadas hacia lograr avances en los enfoques de aprendizaje progresivo, lo que requiere transformación cultural; necesidad desarrollar habilidades del mundo real para reforzar la empleabilidad y el desarrollo laboral; la fluidez en el ámbito digital que es más que solo el entendimiento de cómo usar la tecnología; y ecosistemas de aprendizaje que deben ser lo suficientemente ágiles como para apoyar las prácticas del futuro, entre otras.
En el contexto de la investigación, se generó el análisis de la relación entre la cuarta revolución industrial y la universidad 4.0, y se presenta las tendencias de la transformación en la educación superior. Una vez completa esta etapa, se realizó una revisión de las habilidades del futuro y las que se debe potenciar en torno al futuro del empleo. Posterior a estos pasos, se muestra las visualizaciones más relevantes sobre la educación superior en el futuro y, finalmente, se exponen las políticas en ejecución y posibles líneas de partida.
Como resultado, se evidencia que pocas IES se han acoplado a procesos que den cabida a las nuevas exigencias de la industria 4.0, siendo fundamental la adaptación en aspectos como la automatización digital, con la que se generan más habilidades relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. También se evidencia que la pertinencia de las carreras universitarias no está alineada a las potencialidades de cada zona de planificación, y que el fortalecimiento del sector productivo a través de la generación de conocimiento aplicado es aún débil y está focalizado en ciertos cantones del país. Este último aspecto, no permite aprovechar adecuadamente las múltiples ventajas competitivas de cada territorio, por lo que se considera oportuno incluir carreras que se conecten entre varias tecnologías digitales, físicas y biológicas con las demandas locales, nacionales e internacionales, siendo un referente para los planes de desarrollo local y nacional.
Otros resultados más específicos evidencian la necesidad de que el docente camine a la par de la evolución de las universidades y se replantee su papel puesto que, al ser el ente que garantiza que se cumpla el proceso, debe estar acorde a las exigencias de formación, del futuro del empleo y del cambio tecnológico. De esta manera debe reconocerse que su función ya no será únicamente la de transferir conocimiento, sino que su papel se reinventa y debe potenciar sus habilidades creativas, investigativas, generadoras de conocimiento y, además, en su papel de mentor debe fomentar la investigación e innovación en los estudiantes. En conclusión, el docente cumple una función cada vez más orientadora, no reemplazable, más adaptable a las nuevas tecnologías, y tiene la oportunidad de fortalecer el papel del estudiante en su proceso de aprendizaje, no solo para el presente sino para la vida.
Si bien estos resultados pueden ampliarse, atendiendo que los cambios no se detienen, se reconoce que en los próximos años habrá una transformación drástica en la manera que se trabaja, debido a que la Industria 4.0 proyectará como irrelevantes e innecesarios muchos puestos de trabajo y, asimismo, generará otros nuevos, con personal que disponga de ciertas habilidades y capacidades, aunque el sistema educativo no está totalmente preparado. En este sentido es necesario que el Estado, las empresas, las universidades y los futuros profesionales trabajen conjuntamente en estrategias y políticas que conlleven a que los jóvenes estudien carreras que les permitan tener éxito e inserción en el mercado laboral, para lo cual debe existir una oferta académica de carreras denominadas del futuro. Este tipo de investigaciones se proyectan como pioneras en el área, y generan el interés de las IES, principalmente, sin dejar de lado el aporte al sector productivo en general y al mismo Estado, a partir de la identificación de nuevas oportunidades de formación y, con ello, la generación de fuentes de empleo y el desarrollo del país.
Este artículo forma parte de la Revista Perspectivas de Investigación, edición #65, correspondiente a los meses junio-julio 2022. Si quieres acceder a la revista completa clic aquí.