Mapa arboles

La obtención de una estimación confiable de la biomasa aérea que se encuentra en el bosque de montaña tropical es una tarea complicada porque las condiciones climáticas y topográficas cambian rápidamente, lo que modifica la estructura del bosque dentro de escalas. Esas variaciones en la estructura forestal vertical y horizontal son apenas detectables por parcelas de campo pequeño, especialmente en bosque de montaña tropical natural, debido a la alta diversidad de árboles y la dificultad de acceso a áreas remotas. Víctor González y Andreas Fries, del Departamento de Geología y Minas e Ingeniería Civil de la UTPL, han investigado el tema junto a expertos de la University of Marburg (Alemania), de la Georg-August-University Goettingen (Alemania) y de la Dirección de Materiales y Recursos Educativos de la Universidad Técnica Particular de Loja. Ellos utilizaron datos de detección remota de un sensor de detección de luz y rango (LiDAR), en combinación con mediciones de campo para estimar con precisión la biomasa área para una cuenca de Los Andes del sureste de Ecuador.

SENSOR LiDAR

Las variables topográficas se calcularon mediante los datos de un sensor LiDAR de alta resolución para analizar la distribución de biomasa aérea dentro de la cuenca. El sensor LiDAR fue aerotransportado por helicóptero. “Es un láser que envía un haz de luz hacia la tierra. El haz choca con los objetos y, al retornar, mide el tiempo que tardó en ir y volver. Con estos datos, el LiDAR calcula la distancia y, para crear el mapa del terreno, usa un GPS muy exacto: es milimétrico, cuando normalmente un GPS de mano tiene exactitudes de un metro. Comparando los puntos medidos, se conoce la altura de los árboles”.

Los resultados confirman que las mediciones de parcelas de campo por sí solas no pueden capturar completamente la estructura del bosque en tropical de montaña, pero en combinación con datos LiDAR de alta resolución, aplicando una clasificación a nivel de árbol, se puede estimar adecuadamente la cantidad de biomasa área y su distribución en toda la cuenca. En la investigación se encontró, además, que la distribución de biomasa está fuertemente relacionada con crestas y depresiones y con la protección del sitio. Otras unidades de vegetación, presentes en la cuenca donde se realizó el estudio (pasturas y subpáramo), no contienen grandes reservas de biomasa, lo que subraya la importancia de los bosques naturales intactos.

Cuando la vegetación muere, naturalmente se da un proceso lento de liberación de carbono y otros gases a la atmósfera. Si cortamos o quemamos podemos liberar de una manera muy rápida lo que la naturaleza ha tardado cientos y miles de años en almacenar y eso afecta al cambio climático y a la contaminación del ambiente.

RESULTADOS 

Los resultados de la investigación de los profesores González y Fries permiten conocer cómo los árboles dominantes (los más grandes) son los que aportan la mayor parte de biomasa sobre el suelo. “Se midió a nivel de árbol individual (se detectan todos los árboles y se calcula su biomasa para, sumándolos, obtener la biomasa por hectárea). Los árboles dominantes aportan más del 70% de biomasa por hectárea. Los árboles son dominantes por sus troncos y ramas (porque la biomasa sobre el suelo se guarda mayormente en la madera). En los plots en los que había solo arbustos, la biomasa sobre el suelo resulta muy baja”, explican.

Para Víctor González y Andreas Fries, “la importancia a nivel global yace en que estos son bosques con mucha cantidad de carbono”.

Por medio de las prácticas de la Agricultura (cortar y quemar para implantar sitios de granjas, ganaderías o plantaciones), este carbono se libera a la atmósfera. Cortar estos bosques hace que la cantidad de carbono se libere muy rápidamente, junto a otros gases de efecto invernadero (metano), lo que contribuye al cambio climático global. Estos bosques también sirven de hábitat a muchas especies de flora y fauna. Deforestarlos pone en peligro los recursos del planeta. En la cuenca de San Francisco, entre Loja y Zamora, el problema principal antropogénico es la deforestación de pastos para ganadería (quema de bosques y páramos). En el mapa de biomasa se observó que las cantidades de biomasa en las zonas de pasto eran muy bajas. Adicionalmente, la capacidad de guardar agua del ecosistema se está perdiendo (afectando a la flora, la fauna y a los humanos que dependen de esa agua).

Este reportaje forma parte de la Revista Perspectivas de Investigación, edición #51, correspondiente a los meses febrero-marzo 2020. Si quieres acceder a la revista completa clic aquí.